Ante la protesta por la reivindicación de algunos derechos y beneficios por parte de estudiantes de la Universidad del Valle, a través de un campamento ubicado en la sede de Meléndez desde el pasado 16 de abril, resulta desproporcionada la reacción institucional y la intervención policial de este viernes 23 de abril. Las motivaciones del campamento fueron expresadas por los estudiantes participantes ante una Comisión inicial de Representantes Profesorales, como mecanismo de presión para propiciar un acuerdo con la Dirección Universitaria y han sido difundidas por distintos medios a la comunidad universitaria en nombre de la Asamblea de Estudiantes. Las reivindicaciones hechas, están relacionadas con garantías generales en medio de la llamada alternancia para el desarrollo de las actividades académicas y se pueden resumir en tres grandes puntos:
Mejores garantías de Bienestar Universitario,
Regulación de procesos académicos y evaluativos en distintas unidades académicas en medio de la situación problemática de algunas clases, laboratorios y salidas de campo,
Ampliación del acceso al campus en espacios abiertos en el escenario de la llamada alternancia con garantías de bioseguridad.
Entendemos que hay diversas formas de protesta por parte de los estudiantes y distintas maneras de asumir sus propias reivindicaciones, no siempre mayoritarias o necesariamente institucionalizadas a través de canales regulares, aunque fue clara la presencia en el campamento de representantes estudiantiles de distintas Facultades. Sin embargo, esto no implica negar la opción participativa y reivindicativa de quienes asumen la defensa de sus derechos, ni mucho menos, intervenir a través de la presencia de la fuerza pública armada (Policía Nacional, grupos operativos especiales de seguridad – GOES- y el ESMAD) en el campus de la Universidad.
Nos sorprende la anuencia del Señor Rector, al alinear los intereses de la Universidad y su autonomía, con los intereses políticos de la Señora. Gobernadora, y dar su autorización al ingreso violento de la fuerza pública al sagrado Campus Universitario, nuestra sorpresa obedece a varias razones:
1. En un comunicado de Rectoría, se hizo un llamado a todas las fuerzas vivas de la Universidad y la Comunidad para establecer acercamientos en calidad de mediadores. En esta dirección una comisión de profesores, se pretendió reunir con los estudiantes y detectó sus preocupaciones plasmadas en un documento escrito a manera de peticiones. El día anterior a la violenta y desproporcionada “retoma”, por parte de la fuerza pública, el Consejo Académico, designó una comisión compuesta por Vicerrectores y Representantes Profesorales, que salió directo del seno del Consejo a reunirse con los estudiantes, encuentro que fue grabado y difundido. La reunión se distinguió por tener un tono amable, donde el buen trato y las argumentaciones definieron el talante. Aunque no había razones para esperar grandes acuerdos, pues la representación del Consejo Académico, no tenía competencia para ello, sí quedó clara la buena actitud de los estudiantes, pues a pesar que, de parte de la Comisión del Consejo Académico, no hubo cesión alguna, los estudiantes si cedieron, aceptando que el manejo de la entrada al Campus fuera compartida con los equipos de vigilancia de la Universidad. Esta era una muy buena señal de su interés por llegar a un acuerdo. La reunión terminó con un ambiente tranquilo. Todo indicaba que la situación avanzaba por buen camino; no hubo absolutamente ningún elemento real, fáctico, que hiciera presumir la necesidad de permitir el ingreso de la Fuerza Pública. Lo que era posible vislumbrar después del tono de la reunión y de la cesión que hicieron los estudiantes, era la presencia de un ambiente apto para que el Señor Rector y su equipo, con toda la autoridad con la cual lo embiste la ley para tomar decisiones sensatas, pudiera tener un acercamiento con los estudiantes y dar pasos clave para dejar sin piso la toma de los estudiantes.
2. Un agravante, que hace aún más inexplicable que el Rector prefiriera sobre el dialogo, una acción excesiva de autoridad que desconoce la autonomía universitaria, al permitir la irrupción violenta en el campus de la fuerza pública y desechar la opción de un diálogo razonable, es inexplicable su actitud al desconocer los esfuerzos de búsqueda de acuerdos propuesto por parte de la comisión delegada por el Consejo Académico el jueves 22 en horas de la tarde, en la que se incluyó a los Representantes Profesorales, que se reunieron con los estudiantes, en un ambiente de respeto y de paz. Al parecer, no fueron atendidos por el Señor Rector los informes de la Comisión del Consejo Académico, en su encuentro con los estudiantes, ni las percepciones de la Comisión de Profesores sobre la situación, y al parecer, tampoco consultó el Señor Rector al Consejo Superior, al juzgar por la entrevista radial, en la cual, él mismo, se atribuye conjuntamente con la Gobernadora, toda la responsabilidad. Si hubiera tenido la vocación de solución al conflicto, hubiera podido obtener de las comisiones, valiosa información que le hubiera permitido optar por una decisión sensata. Debe resaltarse, que, en el encuentro de la Comisión del Consejo Académico con los estudiantes, no hubo explosivos, ni piedras, ninguna señal de violencia.
3. El Señor Rector, en su intervención radial pública, da como justificación para invadir La Universidad, que eran muy pocos estudiantes, alrededor de cincuenta (50). Todo lo contrario, que sean muy pocos estudiantes, es una condición apropiada para el dialogo y por supuesto no había necesidad de un despliegue de fuerza como la que se evidenció en el Campus, para intimidar “un puñado” de estudiantes indefensos. No hay ninguna evidencia de estudiantes con explosivos o algún otro tipo de arma. Fueron maltratados estudiantes, defensores de derechos humanos, una Concejal, con su equipo de trabajo que fue a mediar en el conflicto, algunos trabajadores de la vigilancia. No había necesidad de utilizar gases lacrimógenos, pues en proporción, la fuerza pública, superaba con creces al número de estudiantes. Pudiera decirse que los estudiantes fueron traicionados, pues la institucionalidad invitó a dialogar, que prometían acuerdos y jamás se esperaban enfrentamientos de ningún tipo, por esta razón los estudiantes fueron sorprendidos, indefensos.
4. Otro agravante que no favorece la acción del Señor Rector, es su conocimiento del actuar desproporcionado, que caracteriza a la fuerza pública, en especial al ESMAD, que no necesita provocaciones para emprender acciones de manera desmedida, realizando abuso del poder, los casos ocurridos con su intervención han quedado prácticamente en la impunidad. No era un secreto para el Señor Rector, que esta idea suya, su nueva interpretación sobre la manera de defender La “Autonomía Universitaria” con violencia, desdice de su talante humanista.
Una razón adicional, para sorprenderse de la actitud del Señor Rector, es que él, ha estado al frente de verdaderos conflictos en el pasado, con una diversidad de fuerzas políticas, en medio de los estudiantes, fuera de pandemia, con actitudes agresivas, y exigencias más complejas y no ha escogido el camino de la violencia, sumándose al aparato represor y a los intereses políticos. Ha estado el Señor Rector, en esas ocasiones hablando con las “Fuerzas del orden”, con el Alcalde, la Gobernación, los organismos de paz, la Personería, para evitar la irrupción de la Fuerza pública en el Campus Universitario. ¿Qué hace diferente esta situación a las otras?
En esta ocasión, no hubo evidencia alguna sobre intenciones violentas, sus peticiones casi todas están relacionadas con el derecho a disponer de las condiciones adecuadas para estudiar y aprender, mismas que en el pasado reciente fueron admitidas por el Señor Rector, quien en aquel momento actuó con diligencia, para proveer los insumos y los servicios de internet para la comunicación. La situación es dinámica, la administración de la Universidad lo sabe. Las necesidades van cambiando, los requerimientos de infraestructura de comunicación, software y hardware, cambia con las asignaturas de semestre a semestre y por supuesto surgen nuevos requerimientos, que deben ser valorados y atendidos por la Universidad. Esto igual que el tema de los mercados que “regala” el gobierno para enfrentar el confinamiento, no se da por una sola vez. Hay que saber que la pandemia, ya no se puede mirar como un evento transitorio, la vacunación va tan lenta, que, a este ritmo, es posible que la inmunidad de “rebaño” lo logremos en 4 años. Todo esto para decir, que nunca fueron más sensatas las pretensiones de los estudiantes y nunca fueron más débiles los esfuerzos para encontrar soluciones por las vías que pregonamos en todos los niveles: Diálogos pacíficos.
5. El sábado 24 de abril, Nathalie González, Sub-secretaria de Derechos Humanos y Paz de la Alcaldía de Santiago de Cali, informa desde el Campus nuevos hechos, en el sentido que ella, en representación de la Alcaldía, representantes de la policía civil y los estudiantes, establecieron una mesa de diálogo dentro del Campus Universitario, el proceso transcurría con normalidad, estaba todo dispuesto para entrar en dialogo para conciliar las posturas de los estudiantes de permanecer en el Campus, versus la postura de las autoridades policiales y el Consejo Superior que demandaban evacuar el Campus Universitario. No bien había empezado el proceso, irrumpe el ESMAD y sin mediar palabra alguna con las autoridades presentes, arremeten de manera violenta, contra los estudiantes que allí se encontraban y contra los funcionarios de la Alcaldía, y las organizaciones defensoras de derechos humanos, inclusive contra los comandantes de la autoridad civil presentes, todos vinculados con el proceso de diálogo, a partir de este momento, viene el caos y el descontrol, los Agentes del ESMAD, hacían caso omiso a las órdenes de los Comandantes interesados en los diálogos, salen varios lesionados, entre ellos la Sub-secretaria de Derechos Humanos y de Paz de la Alcaldía.
Mensaje para el Señor Rector:
Señor Rector, creemos que su nueva interpretación de la “Defensa de la Autonomía Universitaria”, sobretodo, cuando el contexto es “un puñado” de estudiantes indefenso, armados solo con un listado de peticiones sobre temas que se relacionan con la vida universitaria, no es adecuada. Esta toma “heroica” que usted autorizó para salvar el Campus, conduce a una lucha en la cual hay solo bando: El ESMAD y la fuerza policiaca, pues los estudiantes y los ciudadanos en general, solo fueron maltratados, sin oponer resistencia, fueron agredidos con gases lacrimógenos, aun habiendo niños en el Campus. Creemos que esta no será la mejor obra por la cual usted sea recordado. Relea el punto 5, Señor Rector ¿Qué nos enseña?, nos enseña que usted es requerido para dar autorización, pero después de ello, usted no controla absolutamente nada. Usted con su autorización formaliza la entrega de un conjunto de seres humanos, para que una fuerza que se caracteriza por sus abusos, actúen a su antojo. Usted, en ese momento, ya no tiene el control de las acciones de esa fuerza. Su autorización se convierte en una entrega sin restricciones de sus estudiantes a la violencia desmedida. Con su experiencia, por lo menos viendo la TV, usted sabía de antemano, que las implicaciones de ceder el control, a una fuerza que se caracteriza por su actuación desmedida con la población civil cuando enfrentan protestas pacíficas.
No creemos que se sienta orgulloso de su decisión. Siéntase Señor Rector, muy afortunado, de que solo hay heridos y no muertos, pues era el escenario perfecto para una masacre: La Universidad rodeada, para que nadie ingrese, la Policía Nacional, GOES y el ESMAD enfrentados a un grupo civiles desarmados y sin ánimos de pelear, solo suplicando para que no los golpeen.
Señor. Rector, esto no es un acto de valentía. Lo menos que esperamos, por su condición de humanista, que hoy se pone en duda, es que duerma intranquilo para que recupere su lucidez.
Esos estudiantes con las Comisiones Institucionales que fueron al dialogo con éxito, distensionaron los ánimos y dejaron la impresión que se abrían condiciones para dialogar, usted los traicionó, les hizo bajar la guardia, para utilizar el uso de la fuerza, que sabemos cómo inicia, pero no como termina, nadie puede predecir los resultados. Pareciera, no lo podemos afirmar, pero usted, Señor Rector, según su alocución radial, puso en riesgo sus estudiantes, violó su propia autonomía, para hacerle la tarea de seguridad a la gobernadora, por lo incomoda que resulta su Universidad, frente a la próxima y justa Marcha Nacional.
¿Le preguntamos Señor Rector, de qué manera usted hubiera “asumido las consecuencias”, si como es bastante probable, al juzgar por las experiencias fácticas, hubieran asesinado a tres o más adolescentes, en edad de soñar un mundo mejor? Disculpe Señor Rector, ningún patrimonio, hubiera alcanzado, para asumir las responsabilidades, como consecuencia de dicho acto.
Señor Rector, esperamos no se sienta orgulloso de esta “mácula”, que posiblemente le pese, al menos cada 23 de abril.
Después de este episodio, en el cual, solo por la suerte no hubo muertes, lo invitamos a la reflexión y después, si reconoce esta decisión como un error, lo conminamos a hacer una comunicación manifestándolo y disculpándose ante la comunidad universitaria.
Pasando a un plano más prosaico, lo invitamos a dar un vistazo al listado de los estudiantes, con la intención de que no hayan expuesto en vano su vida.
Creemos que es necesario pensar en la Pandemia y sus consecuencias, no como un evento transitorio, sino como una condición con la cual viviremos por varios años. Esto permitiría, reencausar el Plan de inversiones y hacer infraestructura definitiva que resuelva el problema de la alternancia y las necesidades que exigen presencialidad, de manera estable, pensando en que esos esfuerzos sean útiles en los años postpandemia.
Consideramos urgente la construcción de escenarios de encuentro y acuerdo sobre exigencias legítimas de los estudiantes que no se han cumplido, escenarios que deben integrar y reconocer las condiciones del contexto de empobrecimiento, dificultades académicas, logísticas y pedagógicas no resueltas claramente a pesar de los diagnósticos y las múltiples peticiones, estrés y angustia generada por el encierro y la ansiedad ante la prolongada pandemia, entre otras problemáticas del estamento estudiantil que, vale decirlo, también afectan el trabajo y la salud mental de los profesores como responsables del proceso formativo en la Universidad.
Para esto, hay que dotar a la Universidad, de una infraestructura de todo orden, que sea coherente con la dinámica de las necesidades y que no sean más cartas, de manera individual, enviadas al Señor Vicerrector de Bienestar Universitario como camino de solución. Sino un verdadero aparato que haga sondeos permanentes, que tenga definido presupuesto y responsables. De no hacerlo, se estará enfrentando a listados e inconformidades permanentes y periódicos por parte de los estudiantes y profesores.
EL FATÍDICO 23 DE ABRIL, DÍA DE LA NEFASTA AUTO VIOLACIÓN DE LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA ¿PARA GANAR QUÉ?
Junta Directiva ASPUVALLE,
Santiago de Cali, sábado 23 de abril de 2021
